D. F. Sarmiento, 7 de agosto de 2007
Luego del descanso invernal, hemos reiniciado la actividad con el cambio de gestión en la Dirección General.
No todos los días se asume una responsabilidad como la de iniciar la conducción de una institución con la trayectoria, prestigio, potencial y complejidad organizacional del Colegio Ward. Hacerlo significa para mí un tremendo desafío y una oportunidad de privilegio. Siento que es también una aventura de fe, en la confianza de que el Dios de la Vida promete su compañía cercana “todos los días hasta el fin…”, mientras intentamos –con nuestras imperfecciones- seguir Sus caminos.
Pensando en este cambio, recordé aquél bello texto que cuenta una tradición entre los indios del noroeste de América, la del artista que seretira en sus años tardíos y que –a modo de rito de inicio- entrega al joven alfarero su mejor pieza, su obra maestra. Y nos relata Eduardo Galeano: “… el alfarero joven no guarda esa vasija perfecta para contemplarla y admirarla, sino que la estrella contra el suelo, la rompe en mil pedazos, recoge los pedacitos y los incorpora a su arcilla.”
Confío en tener la sabiduría necesaria para incorporar de manera adecuada y oportuna los mejores pedacitos de la vasija que me ha sido confiada para poder así elaborar una nueva, con mi propia arcilla. Cuento para ello, no sólo con el esfuerzo, trabajo y compromiso personal, sino también con los aportes de la comunidad wardense: Junta Directiva, directivos, docentes, personal en general, padres, exalumnos, alumnos... Sé de las capacidades y buena disposición de muchos de ustedes; con quienes no nos conocemos tanto, iremos avanzando en estos meses en el diálogo, confiando en encontrar lo mejor en cada uno para potenciarlo.
Serán bienvenidas las propuestas, sugerencias y hasta críticas hechas con voluntad de construir y expresadas con respeto y consideración. No prometo responder afirmativamente a todo lo que se proponga, pero sí a escuchar con atención y evaluar con seriedad el paso a dar.
A los chicos y chicas, aún con un poco de modorra y sueño desacostumbrado al despertador luego de las vacaciones, les deseo de corazón que empiecen con muchas fuerzas y ganas de hacer las cosas bien. De aprender, de superarse y de ser cada día mejores personas, que eso es lo que nuestra sociedad necesita. Y podemos ser mejores personas cuando nos queremos, nos respetamos, nos cuidamos; cuando buscamos el bienestar de quienes nos rodean y no sólo el nuestro, cuando somos sensibles, solidarios y generosos; cuando agradecemos a Dios por todo lo que recibimos de él y cuando desarrollamos todo el potencial que Él nos ha confiado. Porque en lo mejor de los hombres y las mujeres se expresa la imagen del Dios que crea y recrea la Vida.
¡Que en esta segunda mitad del año trabajemos con entusiasmo y alegría!
Cordialmente,
Lic. Adriana B. Murriello
Directora General