Por Lic. Pablo Bordenave, Capellán del Colegio Ward

La palabra Capellán o Capellanía, no nos dice mucho hoy por hoy. Pude ver esto en la cara de muchas personas empleadas del Colegio y, mucho más, en los gestos de profundo desconcierto de mis alumnos y alumnas cuando alguien les decía: “este es el nuevo ‘Capellán’…”

Tanto es así que una alumna de 3º Polimodal me dijo: “¿Profe, es verdad que lo nombraron “capitán”?”. Nunca en mi vida participé del Ejército, pero la verdad es que desgraciadamente para muchos la palabra Capellán no dice nada, está vacía de contenido…

Quisiera, primero, hacer un poco de historia y contarles de dónde viene el término “Capellán”. Para esto tendremos que remontarnos al año 335 DC. Fue en ese año cuando nació a quien hoy recordamos como San Martín de Tours. Él nació en la región de Panonia, en lo que hoy es Hungría. Tenía 10 años cuando decidió hacerse cristiano en contra de la voluntad de sus padres. Su padre, un soldado pagano, a fin de separarlo de sus contactos cristianos, le hizo inscribirse en el ejército.

Estando en el ejército tuvo lugar un episodio en su vida que sea tal vez el más famoso. Martín y sus compañeros iban entrando a la ciudad de Amiens, cuando un mendigo casi desnudo, que tiritaba de frió en medio de la nieve, les pidió limosna. Martín no tenía dinero, pero tomó su capa, la rasgó en dos, y le dio la mitad.

Esa noche Martín vio en sueños a Jesucristo envuelto en su media capa y diciéndole: “Por cuanto lo hiciste a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hiciste”. Ese episodio se hizo tan famoso que a partir de entonces, por lo general, se representa a Martín compartiendo su capa con el mendigo.

De ese episodio se deriva también el término “capilla”, pues algún tiempo después se conservaba en un pequeño templo lo que se decía era la mitad de la capa (la capilla) de Martín, y de aquel templecillo derivan su nombre nuestras capillas y nuestros capellanes de hoy.

Sí, la palabra “Capellán” tiene relación con aquella pequeña capa que le sirvió al pobre para cubrirse en aquella noche fría. Y es desde ese sentido de servicio que en nuestro Colegio entendemos esta tarea que Dios pone entre nuestras manos, la de educar, formar y acompañar en todo este largo y apasionante proceso.